lunes, 16 de abril de 2012

LOS POLLOS QUE COMEMOS



los pollos que comemos están adulterados,
como aquel hombre de traje 
que miró a los tres costados,
que conversó con la derecha,
también con los colorados,

que ató con hilos de chorizo
las aletas de un fino pescado.

como tu próximo matrimonio,
como el sueño del borracho,
como las papas envasadas
y nuestros años pasados.

como las almas del poeta
por el camino encantado
como el color del futbolista,
 como la tele y el diario

como la melancolía
del ladrón enmascarado,
como mis ganas de verla,
como su sueño frustrado.